Comprender
al sujeto en su proceso de aprendizaje y desarrollo, lleva al estudio de
diferentes procesos externos e internos, que hacen posible la adquisición del
conocimiento. Las distintas corrientes psicológicas, especialmente las
norteamericanas como el conductismo, dedicaron gran parte de sus
investigaciones y de sus aportes teóricos a la comprensión de dicho proceso.
Todas desde planteamientos filosóficos
diversos, que dan una perspectiva diferente y con implicaciones diversas, del
funcionamiento y estructura, en lo que se refiere al aprendizaje como
mecanismo.
Los
principales estudiosos del aprendizaje desde los procesos externos, fueron los conductistas, corriente
norteamericana, quienes a partir del
aporte de Ivan Pavlov al condicionamiento clásico y del desarrollo de la teoría
por parte Jhon Watson y de Skinner en lo que respecta al condicionamiento
operante, presentan una forma de comprender dicho proceso basados en el
positivismo y que le brindaría a la psicología el carácter de ciencia positiva,
al dirigir sus estudios a lo verificable, observable y modificable del sujeto
“la conducta”. Desde la ecuación E-R, desde la cual no se podía acceder a la
conciencia por lo que no era del interés de la ciencia al no ser algo
observable. El estudio del estimulo-respuesta,
se convirtió en el punto de interés
para la psicología, en lo que respecta al aprendizaje. Distintas propuestas surgen de esta teoría,
para la cual la conducta era modificable tanto por el estimulo, ya sea
condicionado o incondicionado, o por la respuesta a través del premio o el castigo. En lo que respecta al uso del
condicionamiento en la educación, se trata de una propuesta que permite al
docente en el aula de clase utilizar distintas propuestas que incentivan al estudiante al esfuerzo o
aumento de la atención y la dedicación en todo el proceso académico tanto
dentro como fuera del aula, en la adquisición de nuevas formas de conducta y la
modificación de una conducta anterior, además del tratamiento de los distintos
trastornos del aprendizaje, en los cuales el docente a través de esta
herramienta teórico-terapéutica puede generar mejores procesos de aprendizaje.
De esta forma se puede entender el aprendizaje como “Un proceso por el cual se adquiere la capacidad de responder adecuadamente
a una situación que puede ver que hay necesidad de un estimulo, puede ser
positivo o negativo”[1].
Entre
los distintos teóricos Europeos del aprendizaje, el más influyente es Jean
Piaget, el cual planteo cuatro etapas del desarrollo cognitivo:
sensorio-motora, pre operacional, operaciones concretas y operaciones formales “El conocimiento evoluciona a lo largo de
una serie de etapa… El pensamiento de los niños en cualquier etapa concreta es
cualitativamente y cuantitativamente diferente del pensamiento en la precedente
o en la etapa siguiente”[2]; en el cual se va complejizando el
aprendizaje en el sujeto, lo cual permite intervenir de manera adecuada en este
proceso, desde la demanda real y acorde al desarrollo biopsicosocial del
sujeto. Otro de los teóricos Europeos es
el psicólogo Vigotsky, el cual aporto a la psicología constructivista, en la
cual tal y como indica el nombre, se presenta como una construcción que realiza
el sujeto, desde lo que posee el sujeto como proceso interno y de lo que recibe
del ambiente y da al ambiente como proceso externo. Para Vigotsky el juego es
una herramienta fundamental en el proceso de aprendizaje, a través del cual el
niño puede descubrir el mundo en el que se encuentra y este de una manera
controlada y sana para él, en un acercamiento a una realidad que puede llegar a
ser amenazadora, pero de la cual se puede generar una construcción, desde la
experiencia que adquirió a través del juego infantil, en el que se estimula la
fantasía y la capacidad del niño de descubrir, destruir y construir el entorno.
Desde la
corriente conductista en su proceso de desarrollo teórico e histórico, surgen
las distintas teorías cognitivas conductuales que centran su atención tanto en
los procesos internos como externos, a través de los cuales, el sujeto puede
adquirir el conocimiento, no solo desde lo modificable del ambiente, sino también
a través de la propuesta del concepto de cognición, de creencias y de procesos
atribucionales. El sujeto desde esta propuesta interpreta la realidad, en base
a ideas preconcebidas, que pueden ser racionales o irracionales “se
refiere a creencias (beliefs) o ideas, básicamente irracionales y
autoacusatorias que provocan sentimientos de infelicidad actuales”[3]
, con las cuales entiende y genera juicios con los que atribuye distintas
características a una realidad aun sin conocerla. Estas teorías son consideras
principalmente como teorías de la personalidad, pero cuyos aportes permiten
comprender al sujeto desde una mirada diferente, desde la cognición.
En lo
que respecta a mi punto de vista referente al aprendizaje, basado en la
psicología dinámica, el sujeto construye a partir de la relación que mantiene
con la madre y la figura del padre como padre simbólico, toda una forma única
de entender la realidad, partiendo de un
yo, que toma del entorno los diferentes significantes que articulan el lenguaje
y que permite la simbolización. Considero que este proceso de aprendizaje, más
que la adquisición de un conocimiento es fruto de la simbolización de la
realidad, el ponerle palabras a aquello que existe antes del sujeto como
realidad externa, pero que se convierte en realidad interna a través del
registro de lo simbólico, con lo cual el sujeto puede dar significado al mundo, como si se tratase de una segunda
creación. Desde este planteamiento distintos autores psicoanalíticos como
Freud, Lacan y Donald Winnicott aportan
una forma de comprender al sujeto en la dinámica de la adquisición del
conocimiento, ya no como algo externo, tal y como lo plantean los conductistas
o como procesos atribucionales desde lo cognitivo conductual, sino más bien,
como una construcción que realiza el sujeto con aquello que él posee, en esta
relación que mantiene con los padres, con sus pares y consigo mismo.
Pero ¿Qué es el aprendizaje si no hay sujeto?
Ciertamente estos aportes proceden de una teoría de la personalidad, o mejor de
una teoría de la estructura tal y como lo plantea Jacques Lacan, y es que la
respuesta a dicha pregunta se encuentra en la estructura. El sujeto se
estructura en esta relación que existe entre el deseo de la madre y su propio
deseo, y entre el lugar que ocupa el padre, como padre simbólico, como ley. “La
llamada lengua materna, lalengue,
se constituye en medio de ésta relación de deseo y de amor, donde la madre
aporta los significantes y el niño aporta sus gorgogeos, que anudándose unos a
los otros van a formar la materia prima del lenguaje del futuro sujeto”[4], al adquirir el
lenguaje y lo simbólico el sujeto se constituye en sujeto de la palabra, el
cual le permite simbolizar, poner palabras, y de esta forma generar una forma
única de entender y de enfrentarse a la realidad, por tanto más que un simple
proceso atribucional, las respuestas que el sujeto emite están profundamente
ligadas a su historia, al primer encuentro del niño con el seno, en lo que
denomino Lacan como complejo del destete y su primer encuentro con la realidad
y esta a través de la frustración. De esta forma el aprendizaje se convierte en
una construcción que el sujeto realiza a través de la asociación de episodios
ya vividos por él y que dan significado a la realidad. Las distintas respuestas
que puede dar un estudiante en el aula de clase
a una actividad, tarea o conocimiento en particular están realmente determinadas
por la construcción que este ha hecho de la realidad a través de la
simbolización e inclusive de la construcción que ha hecho de sí mismo. La
complejidad del proceso de aprendizaje esta dado, más desde la subjetividad,
desde aquello que posee el sujeto y lo
que ha construido en su historia, en su encuentro con el entorno y el
aporte de este al sujeto. Parte de este
proceso y de mi planteamiento del aprendizaje desde el aporte psicoanalítico,
se puede comprender desde el concepto de creatividad presentado por Donald
Winnicott, el cual considera, que el
niño tiene la capacidad de construir el mundo, aunque este existía antes que
él, y que esta capacidad perdura en el adulto como una capacidad de dar significado
y a tribuir significantes aquello que es anterior al sujeto pero que está
sujeto a él, es por tanto que “La creatividad es,
pues, la conservación durante toda la vida de algo que en rigor pertenece a la
experiencia infantil: la capacidad de crear el mundo. Para el bebé no es
difícil, ya que si la madre es capaz de adaptarse a sus necesidades, el bebé no
comprende al principio que el mundo ya estaba allí antes de que él fuera
concebido.”[5],
considero por tanto, que esto es
el proceso de aprendizaje: el mundo sujeto al sujeto y este por tanto sujeto de
la palabra, el hombre participe de la creación a imagen de Adam, al cual se le
asigna la tarea de dar nombre a todas las creaturas aun cuando estas fueron
creadas primero que él “Y Yavhé Dios formo del suelo todos los animales del
campo y todas las aves del cielo y los
llevó ante el hombre para ver como los llamaba , y para que cada ser viviente
tuviese en el nombre que el hombre le diera”[6].
[1] GOMEZ CHACON, Gutnar “Fundamentos para la comprensión del
Aprendizaje” (Documento electrónico en línea):
http://sena.blackboard.com/webapps/blackboard/content/listLearningUnit.jsp?course_id=_85362_1&content_id=_5625396_1
[2] LINARES, Aurélia Rafael “Desarrollo cognitivo: Las teorías de
Piaget y de Vigotsky” Universitat
Autónoma de Barcelona (Documento
electrónico en línea9: http://www.paidopsiquiatria.cat/files/Teorias_desarrollo_cognitivo.pdf
[3] BOEREE, George “ALBERT ELLIS” (Documento electrónico en línea): http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/ellis.htm
[4] DOMB, Benjamín “Deseo de la madre” (Documento electrónico en
línea): http://pablobenavides1.blogspot.com/2010/07/deseo-de-la-madre-benjamin-domb.html
[5] WINNICOTT, Donald “Vivir creativamente” (Documento electrónico en
línea): http://psicoletra.blogspot.com/2009/06/vivir-creativamente.html
[6] BIBLIA DE JERUSALEM, “Génesis 2, 19” Editorial Desclée de
Brouwer - Bilbao 2005 Pág. 16.
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